Elaborar tu duelo es posible

Seguramente que la muerte de un ser querido te ha llevado a intentar superar tu dolor de diversos modos: dejando pasar el tiempo “que todo lo cura”, en silencio y sufriendo sólo. Quizás negándolo y evitando los recuerdos, intentando vivir como si nada hubiera pasado. O quizás suponiendo que duelo es un continuo lamento y desahogo en un estilo de vida donde ya no tenés posibilidad de volver a ser feliz.

Hoy queremos que sepas que el duelo es en realidad un proceso de sanación, donde es necesario dar expresión y cauce sano a los sentimientos, serenando el sufrimiento, aceptando la realidad de la muerte, reorientando positivamente la energía afectiva con un proyecto pleno de sentido, amando con un nuevo lenguaje de amor a la persona a quien tanto extrañamos.

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¿Cuáles son los caminos equivocados del duelo?

 Los vamos a recordar, que tengo que sanar mis heridas en el hablar, en el corazón, en la mente, en los vínculos, en los valores, con Dios, y recreando un proyecto significativo de vida.

 Este es el proceso de las heridas, el recorrido. La herida sale del corazón y ¿qué busca?, ¿qué necesita?, expresarse, hay que darle palabras.Al principio antes que palabras vendrá el gemido, el llanto, hay que llorar, pero hay que dar palabras. Si yo me trago mí sufrimiento, eso es un camino insano, es más sufrimiento, sufrimiento añadido. Eso es un mal camino.

 ¿Cuál es el segundo?

 La pena sale del corazón, busca la palabra, pero yo me expreso, me desahogo, pero ojo, simplemente me desahogo, entrego el sufrimiento a los demás, pero no espero una iluminación. Eso es desperdigar mí sufrimiento, ese sufrimiento vuelve a bajar, añade sufrimiento. Es un camino equivocado.

 ¿Cuál es el tercer camino?.

 La pena sale del corazón, busca las palabras, pero yo hablo las palabras y se las doy a alguien que sabe ayudar. Me desahogo, pero escucho en mí sufrimiento.

 En el sufrimiento hay que hablar, pero también hay que escuchar. Hay que hablar con intención, pero hay que escuchar con atención y recibir una iluminación, para empezar a sanar.

 Cuando yo hago eso, ya empiezo un camino positivo. Si no escucho la iluminación de los demás, yo puedo darme hasta adicciones, puedo evadirme, puedo escaparme de mí sufrimiento,  puedo echar las culpas a los demás, eso es malo.

 Cuando yo recibo ayuda de los demás, y he hablado, la pena sube a la mente, tengo ideas mas claras, ya empiezo a sanar.Cuando tengo ideas mas claras y empiezo a sanar, los valores se me refuerzan, la fe se me ilumina, y empiezo a ver el futuro positivamente.

 Busquemos un camino auténtico, un camino de sanación, porque vamos a decirlo claramente, camino equivocado, sufrimiento asegurado.

 Y del sufrimiento hay que salir, pidiendo ayuda aunque sea un proceso personal.

El recorrido del duelo

El duelo es todo un recorrido, podemos entrar en segundos en el sufrimiento, en un acto puntual, nos pueden avisar por una perdida  por la muerte de un ser querido.

 Entramos en el sufrimiento, y el sufrimiento en el duelo.Pero si entramos en segundos, no vamos a salir tan rápidamente , porque  es una herida muy honda.

 ¿Y esa herida dónde afecta?

 Afecta a mí corazón, a los sentimientos, esa herida afecta a mí mente, a mí intelectualidad.¿Esa herida honda, esa herida del alma dónde afecta?A mí corporidad, Por eso en el duelo se somatiza mucho, vienen enfermedades clínicas.

 ¿Dónde afecta también el sufrimiento?

 A mis relaciones humanas, a mis vínculos.

 El sufrimiento marca, pone su impronta en los valores, en lo que yo creía, en lo que aspiraba, en mis ilusiones. Y el sufrimiento afecta a mí fe, a mí vida espiritual, a mí relación con Dios.

 El sufrimiento y el duelo tienen estos lugares donde hay que sanar:

 En el hablar, en el corazón, en la mente, en las relaciones y con Dios. Es un proceso, necesito hablar, tengo que desahogarme, tengo que llorar, tengo que sacar la pena. Si la pena no sale se pudre, y pudre a los demás.

 Pero no basta con que yo me desahogue, porque si sólo me desahogo, puedo ahogarme en mi propio sufrimiento. Necesito en el sufrimiento sanar las ideas insanas, tengo que trabajar mí mente positivamente, tengo que aceptar la realidad aunque sea dolorosa.

 ¿Qué necesito también realmente preguntarme cuando sufro? ¿Cómo sufren los demás conmigo?

 ¿Hago sufrir a los demás?

 Y recuerdo que mí duelo necesita una fe sana. No voy a salir incluso como creyente de un sufrimiento con ideas equivocadas sobre Dios, con vivencias equivocadas sobre Dios y fundamentalmente para concluir un proceso de duelo, si no tengo un proyecto de vida positivo, si no creo en el futuro, si no hago una ilusión en mí vida, la reconstruyo con un proyecto vital, nunca sanaré.

 Vamos a recordar los procesos: Necesito hablar, necesito sanar el corazón, necesito sanear la mente, necesito sanear los vínculos, reforzar los valores, una espiritualidad sana y un proyecto de vida.